Hoy me sentí cansado de repente
y la culpa tus ojos la tenían,
cuando limpios, azules, me pedían
tan solo la verdad, desde tu frente.
¡Y la verdad, mi vida, te decía!
pero a falso sonaba, y en mi mente
el pasado miraba mi presente
y vengativo, hiriente, se reía.
Por qué no tendré limpia la mirada,
por qué no tendré el alma fuerte y buena
y nada que ocultarte, nunca nada…
y así sentir fluirme por las venas
una vida distinta, apasionada,
para unirse a la tuya, Macarena
No hay comentarios:
Publicar un comentario