Tienes abierta el alma en una herida
por la que se te escapan los ardores,
has jugado y perdido la partida
y son tus juegos hoy de sinsabores.
Estás buscando en vano una guarida
abrigo en el otoño de tus flores,
arañando los bordes de tu vida,
perdiéndote en el ruido y los clamores.
Eres mujer estéril sementera
de instintos que se apagan cada tarde
en tu cuerpo febril de enredadera;
eres grito sin voz, eres alarde
de aquella deslumbrante primavera,
primavera sutil pero cobarde
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