Al principio fuimos llama,
viento y fuego en espiral,
un lenguaje sin palabras,
un refugio natural.
Pero el tiempo desnudó
nuestras sombras, nuestros miedos,
y la risa se tornó
en anochecidos ecos.
Tu mundo gira en mareas,
el mío, en quietud estable.
Tus días son llamaradas,
los míos, pasos menguantes.
Fuimos agua sobre aceite,
fuimos norte y suroeste,
la pregunta sin respuesta,
el reloj que no obedece.
No hubo gritos ni portazos,
ni tormentas ni huracanes,
solo un lento desgranarse
de silencios y verdades.
Y aquí estamos, dos extraños
que un día fueron promesas,
separados por distancias
que cada vez más se alejan
Tu mundo gira en mareas,
el mío, en quietud estable.
Tus días son llamaradas,
los míos, pasos menguantes.
Fuimos agua sobre aceite,
fuimos norte y suroeste,
la pregunta sin respuesta,
el reloj que no obedece.
No hubo gritos ni portazos,
ni tormentas ni huracanes,
solo un lento desgranarse
de silencios y verdades.
Y aquí estamos, dos extraños
que un día fueron promesas,
separados por distancias
que cada vez más se alejan
(Letra y música: J. De Lucas)
(Voz: P. Hernández)
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