martes

AMANECÍA


Amanecía,
amanecía,
amanecía...

yo te decía
que nunca nunca
te dejaría,
y tú escauchabas
estas palabras
casi dormida
y con tus besos
tú realizabas
todos mis sueños.

El Sol salía,
el Sol salía,
el Sol salía,

y nos traía
aires de campo
de serranía,
yo te miraba
más con el alma
que con los ojos,
y te entregaba
con la mirada
mi vida y todo.

Amanecía,
amanecía,
amanecía...

a Dios pedía
fueran eternos
aquellos días,
Dios escuchaba
y sonreía
de algún modo
cuando veía
que yo te daba
mi vida y todo.

Y sonreía,
y sonreía,
y sonreía...
y amanecía,
amanecía,
amanecía...

Y sonreía,
y sonreía,
y sonreía...
y amanecía,
amanecía,
amanecía.

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