Ella ríe suave,
un filo oculto,
sus palabras cortan,
tras cualquier insulto.
Él se alza débil
frágil como junco,
ella lo envenena,
con placer oculto.
“Eres poco,” dice,
con su voz de hielo,
él se encoge triste
en cada anhelo .
Sus ojos queman,
él baja la vista,
como perro herido,
sin fuerza, sin lucha.
Ella avanza lenta,
la reina de espinas,
cada paso, un clavo,
que en su pecho arruina.
Él suplica, inerte,
con la voz quebrada,
ella ríe fuerte,
y le pisa el alma.
Al final se aleja,
hombre destrozado,
ella se ha marchado
y tan solo deja
su huella en el fango
“Eres poco,” dice,
con su voz de hielo,
él se encoge triste
en cada anhelo.
Sus ojos queman,
él baja la vista,
como perro herido,
sin fuerza, sin lucha.
Al final se aleja,
hombre destrozado,
ella se ha marchado
y tan solo deja
su huella en el fango
(Música y letra: J. De Lucas)
(Voz: A. Bernal)
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