viernes

PRIMERO DE OTOÑO


 Primero de Otoño, comienza el recuerdo 
a bajar la sima profunda del alma, 
la hoja se agita, 
adiós a la rama 
anoche tan verde y ahora marchita. 

Primero de Otoño, se viste la tarde 
de melancolía, de brisa lejana, 
alfombra amarilla 
sobre la que emana 
la limpia mirada de aquella chiquilla. 

El río del tiempo no vuelve mañana, 
ni ahora, ni nunca, ni el río ni el tiempo, 
pero sin embargo 
vuelven los recuerdos 
a llenar vacíos tan lejos, tan largos. 

Y así reaparece, de pronto, la brisa 
de olor a violetas, de olor a verano, 
cómplices sonrisas, 
cogidas las manos, 
volando las almas sobre las cornisas. 

Primero de Otoño, tan lejos, tan cerca, 
a veces parece que fue hace mil años, 
mas algunas veces 
estás en mis brazos 
cuando tras la niebla del sueño apareces. 

Tan lejos, tan cerca, el tiempo nos miente, 
hace veinte años y eran sólo veinte 
los que tú tenías 
cuando, de repente, 
mi vida fue tuya y la tuya mía. 

Y no hubo más tarde sentimiento alguno 
más fuerte, más puro, más limpio, más sabio, 
adiós a aquel tiempo 
de hacer de tus labios 
el blanco rojizo de todos mis besos. 

Primero de Otoño, qué lejos tus ojos 
y a la vez, querida, tus ojos qué cerca, 
primero de Otoño, 
¡cómo te recuerda 
este Invierno mío, solitario y roto! 

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