En un trozo de viento
grabé cuatro palabras,
apunte de recuerdo
y de distancia;
yo sé que pretendía
que fueras sólo mía,
tú que eras del silencio
y la escapada.
En una seca rama
tronchada del camino,
le puse una posdata
a tu retiro;
recuerdo que quería
que fueras sólo mía,
tú que eras partidaria
del vacío.
A veces, por el aire,
contaba mi secreto
al hueco de la tarde
y al silencio;
no sé cómo podía
pensar que fueras mía
tú, que no eras de nadie
ni serías.
Pero se me pasaba
el tiempo suponiendo
que un día, ya cansada
del Invierno,
vendrías a mi puerta
tan rubia y tan incierta,
desnuda de misterio,
descubierta.
¡Qué mundo me inventara
para dártelo entero!
ráfagas de miradas
y deseos...
tú que nunca serías
ni de nadie ni mía,
tú que no apareciste
por mi vida
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