A tu cuerpo disperso,
omnipresente, eterno,
a tu cuerpo difuso
le dedico estos versos,
porque sé que reside
bajo su piel, mi intento
de ganar la batalla
a mi enemigo el tiempo.
Porque sé que me espera
como una flor, abierto
para aclarar las dudas
que no tienen remedio,
para entender que todo
me lo dejo muy lejos
al entrar sigiloso
en tu cuerpo disperso.
Tu cuerpo está en el aire,
en el agua que bebo,
al morirse la tarde
y al renacer el eco,
al volar una hoja
en ese corto vuelo
que amanece en el árbol
y anochece en el suelo.
Tu cuerpo que no miente,
que sabe lo que pienso,
que me agita, me enciende
y me apaga de nuevo
y de todo me cubre,
me protege del miedo,
me anima, me conmueve,
me empuja mar adentro.
Tranquiliza mi alma
cuando se dobla al viento,
es la realidad misma
entre sutiles sueños,
deja claras las metas
y rotundos los términos
cuando mi vida trepa
por tu cuerpo disperso.
Por tu cuerpo, guarida,
tejado, parapeto,
fábrica de caricias,
restaurador de anhelos...
desde mi yo confuso
le dedico estos versos
a tu cuerpo difuso,
a tu cuerpo disperso
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