Ella habló
con filo de navaja,
cada palabra
una herida abierta.
Su mirada fría,
hielo que congela
el alma del hombre
que una vez ardiera.
Palabras cortas
como puñales afilados
destrozando sueños
y recuerdos pasados
Él se derrumbó
bajo su peso
hasta quedar en nada
solo de ella preso.
No fue la furia
ni el grito agudo
fue el desprecio sutil
lo que lo partió
Ahora yace en ruinas
donde había estrellas,
perdió él, venció ella,
en las injurias
de cruel indiferencia.
Ella habló
con filo de navaja,
cada palabra
una herida abierta.
Su mirada fría,
hielo que congela
el alma del hombre
que una vez ardiera.
No fue la furia
ni el grito agudo
fue el desprecio sutil
lo que lo partió
Ahora yace en ruinas
donde había estrellas,
perdió él, venció ella,
en las injurias
de cruel indiferencia.
(Música y letra: J. De Lucas)
(Voz: R. Montes)
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