Bajo un manto de cristal,
entre cráteres de plata,
pasea el gato sin alma,
con mirada que desata
la noche en hilos de plata.
Sus pupilas son faroles
que atraviesan la neblina,
tejen sueños en violines
y en sus huellas quedan soles.
La Tierra, desde el abismo,
lo observa con sus océanos,
mientras él, cual cometa errante,
baila entre el polvo cósmico.
No maúlla, canta al viento
versos de silencio y frío,
y su lomo es una duna
que acaricia el firmamento.
Es leyenda, es sombra antigua,
guardiana de los eclipses,
en su cola se deslizan
los secretos de la lluvia.
Si alguna vez la Luna calla,
busca entre sus grietas mudas:
el gato duerme en la nada,
con la eternidad en las uñas.
Bajo un manto de cristal,
entre cráteres de plata,
pasea el gato sin alma,
con mirada que desata
la noche en hilos de plata.
Sus pupilas son faroles
que atraviesan la neblina,
tejen sueños en violines
y en sus huellas quedan soles.
Es leyenda, es sombra antigua,
guardiana de los eclipses,
en su cola se deslizan
los secretos de la lluvia.
Si alguna vez la Luna calla,
busca entre sus grietas mudas:
el gato duerme en la nada,
con la eternidad en las uñas
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