miércoles

TACONES ROJOS


Ya era tarde, ni mis brazos, 
como hiedra, te abrazaban, 
ni tus ojos me miraban 
con aquel fulgor de antaño; 
el invierno nos helaba 
del corazón a la piel, 
ya era tarde, susurraba, 
ya era tarde incluso ayer. 

Ya era tarde, mis palabras 
eran dudas sin aliento, 
y se las llevaba el viento 
hacia imposibles distancias; 
tus marchitos sentimientos 
eran flores de papel, 
ya era tarde para el beso, 
ya era tarde incluso ayer. 

Las ilusiones perdidas 
se redujeron a nada, 
las promesas fueron agua 
que entre los dedos huían; 
ya era tarde para el alba, 
para un nuevo amanecer, 
para curarnos el alma 
ya era tarde incluso ayer. 

Por eso dejé tus brazos 
aquella oscura mañana, 
un adiós sobre la calma 
cerró la puerta despacio... 
ni una queja de tus labios, 
ni un dolor, ni un padecer, 
sólo el vacío gritando 
que era tarde...incluso ayer

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