Hay veces que la música se para...
A veces enmudecen los clarines
y entonces los expertos bailarines
dibujan una lágrima en la cara.
Si la música para, los delfines
terminan de bailar su danza rara,
el salón languidece y se dispara
el hastío por todos sus confines.
Pero cuando la música regresa
el alma se despierta nuevamente
y aturden infinitos colorines;
tu boca con la música me besa,
tu mirada azulada es transparente
bailando sobre cuerdas de violines
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