martes

FRIVOLO Y CONQUISTADOR


Me miraste a los ojos,
te perdiste en los míos
y una lágrima vi
que tu piel recorrió
y en tu boca perdí;
pero yo, de mis ojos
aparté pronto el frío
y sólo sonreí
mientras tenue, mi voz
te decía así:
Yo soy frívolo y conquistador
y no puedo darte jamás
esas cosas que tú, vida mía,
pidiéndome estás;
yo soy frívolo y conquistador,
hasta cuándo, pues Dios lo dirá,
pero ahora no me hables de boda
que así niña el tiempo
perdiéndolo estás.
No aceptaste aquel juego,
en tus ojos veía
que el amor para tí
era todo el amor,
no una parte de mí;
pero yo, muy sereno,
en tu red no caía,
o me aceptas así
tal y cual como soy
o te quedas sin mí.
Yo soy frívolo y conquistador
y no puedo darte jamás
esas cosas que tú, vida mía,
pidiéndome estás;
yo soy frívolo y conquistador,
hasta cuándo, pues Dios lo dirá,
pero ahora no me hables de boda
que así niña el tiempo
perdiéndolo estás.
Me besaste de lejos,
de mi lado partías
y por dentro sentí
que algo mío murió
al quedarme sin tí;
me hice un poco más viejo
mientras te despedía,
pero pude seguir
sonriente y mordaz,
imitándome a mí.
Yo soy frívolo y conquistador
y no puedo darte jamás
esas cosas que tú, vida mía,
pidiéndome estás;
yo soy frívolo y conquistador,
hasta cuándo, pues Dios lo dirá,
pero ahora no me hables de boda
que así niña el tiempo
perdiéndolo estás.


No hay comentarios:

Publicar un comentario