Eran días de vino, guitarra y vergel,
promesas al viento y sueños de miel.
Tenía el alma joven y el corazón sin ley,
amaba sin medida… y sin saber por qué.
Sus nombres aún viven colgados de mi voz,
como fotos marchitas que el tiempo perdió.
Me dieron sus risas, se llevaron mi fe,
y yo brindé por todas… sin saber perder.
Ah, los buenos tiempos, qué lejos se van,
como trenes de humo que no vuelven más.
Yo fui tan feliz, tan loco, tan fiel,
en cada mujer que juré querer.
Y aunque me olvidaron, yo no las borré…
eran buenos tiempos, y amaba sin red.
Bailábamos lento, sudando el amor,
la luna era cómplice, testigo y cantor.
Decían "para siempre", yo les creía también,
pero el siempre era corto… amar y perder.
No guardo rencores, sólo esta canción,
y un montón de recuerdos durmiendo en un cajón.
Si vuelvo a encontrarlas, les diré al pasar:
"Gracias por quererme… aunque fue fugaz".
Ah, los buenos tiempos, qué lejos se van,
como trenes de humo que no vuelven más.
Yo fui tan feliz, tan loco, tan fiel,
a cada mujer que juré querer.
Y aunque me olvidaron, yo no las borré…
eran buenos tiempos, y amaba sin red.
Y fui tan feliz, tan libre, tan fiel,
a cada mirada, a cada hotel.
Y aunque me olvidaron, yo no olvidé…
eran buenos tiempos…
y nunca dudé
(Letra y música: J. De Lucas)
(Voz: P. Hernández)
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