En la penumbra del lecho ardiente,
ella danza, serpiente silente,
sus manos tejen un dulce fin,
amor y muerte, cruel festín.
Bajo sus labios, un veneno sutil,
caricias que queman, un lazo febril,
él gime, perdido en su piel de cristal,
sin ver que la vida se torna letal.
El sudor se mezcla con sombras de gris,
un éxtasis cruel, un último desliz,
en el clímax la daga invisible se clava
y el alma del hombre su cuerpo acaba.
Ella sonríe, reina de la noche,
su amor fue un juego, su lecho un derroche,
entre sábanas rojas, ella le besa,
la viuda abraza su oscura presa.
Bajo sus labios, un veneno sutil,
caricias que queman, un lazo febril,
él gime, perdido en su piel de cristal,
sin ver que la vida se torna letal.
El sudor se mezcla con sombras de gris,
un éxtasis cruel, un último desliz,
en el clímax la daga invisible se clava,
y el alma del hombre su cuerpo acaba.
Ella sonríe, reina de la noche,
su amor fue un juego, su lecho un derroche,
entre sábanas rojas, ella le besa,
la viuda abraza su oscura presa
(Música y letra: J. De Lucas)
(Voz: E. Sandoval)
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