miércoles

SOMBRAS EN LA ALMOHADA


Quizás fuera mi aliento compañero 
de aquellas sombras tuyas en la almohada, 
quizás fuese, alguna madrugada, 
cobijo a tu silencio mi "te quiero".  

Tal vez aquella noche en que la espada 
del miedo atravesó tu cuerpo entero, 
te sirviese, quizás, de varadero, 
una mirada mía en tu mirada.  

Después, en otra noche, cuando encuentre 
subiendo por la curva de tu vientre 
un grito desgarrado por mi ayuda,  

volveremos a darnos y a pedirnos, 
volveremos a amarnos y a sentirnos 
unidos en la sombra y en la duda

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