Sucede que estalló la Primavera
en un rincón brillante de tus ojos,
con un ceremonial de madreselvas
subiendo los motivos de tu rostro,
y la mano que ayer era de hielo
se hizo mano febril, mano de fuego.
Sucede que doblaron las campanas
cuando nuestras miradas se cruzaron,
se abrieron las ventanas de tu alma
y se llenó de luz nuestro pasado,
el mundo entero se quedó pequeño
incapaz de albergar a nuestros sueños.
A pesar de que el negro no me gusta,
tu imagen fue de pura filigrana,
la belleza y la paz se hicieron tuyas,
derrochaban ternura tus palabras,
y aquel beso fugaz, de niña estrecha,
me llegó al corazón como una flecha.
Sucede que hay mil cosas increíbles
como este amor por ti, amor eterno,
sucede que hay amores imposibles
y por ello, quizás, venzan al tiempo,
sucede que Septiembre se hizo Enero,
sucede simplemente que te quiero
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