De las calles vacías
me dejaste la imagen
y ese dolor suave
de la melancolía...
de las calles vacías
amenazando lluvia,
con olor a esperanza,
a sentimiento y culpa.
Se despertaron, lentos,
los duendes del pasado,
y al oído me hablaron
de otro lejano tiempo;
la lluvia fue trayendo
recuerdos y ambiciones
que se fueron haciendo
de tanto pedir, pobres.
La ausencia paseaba
su sombra por mi vida,
la ausencia donde ibas
a resguardarte el alma...
yo, como siempre, estaba
pensándote un poema
entre ruido y silencio,
entre batalla y tregua.
Y me inspiró ese cielo
abarrotado en grises,
ese viento que dice
que regresas del tiempo,
ese pájaro tierno
que se resguarda, cauto,
de esta lluvia de Invierno,
de soledad y barro.
Y me inspiraron todos
los tramos del camino,
unos pocos contigo
y casi siempre solo;
te dibujé en el roto
papel de mi esperanza,
como una flor que aún tiene
su lozanía intacta.
Y luego caminaba
bajo la lenta lluvia,
en una ciudad rara,
abandonada y turbia...
tú estabas en la abulia
ritual, de tantos días,
en el dolor suave
de las calles vacías
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