viernes

¡QUE NO TENGO NADA!

Que no tengo nada, ayer me dijiste
en esos momentos que frunces el ceño
y pones delante de todo, el empeño
de martirizarme, de ponerme triste.

Que no tengo nada, que soy sólo el dueño
de vanos proyectos que tú no quisiste,
de sueños hermosos que nunca creíste
diciendo que un sueño tan sólo es un sueño.

¡Que no tengo nada...! ¿y tus negros ojos,
que a veces me miran con brillo de espada
antes de besarme tus labios tan rojos?

¡Que no tengo nada...! si en una mirada
me entregas el alma, el alma en tus ojos,
¿cómo es que me dices que no tengo nada?

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