viernes

TE IMAGINO


 Te imagino, mujer, entre las sábanas
de un lecho de hojas secas y amarillas
en este tibio Otoño,
poniéndole el acento a alguna página
que he dejado, sin duda, mal escrita
y que me sabe a poco.

Te imagino, mujer, amaneciendo
de un rincón ancestral de soledades
en un país antiguo,
y abriéndote camino desde dentro
en un mundo sutil de ambigüedades
que te ofreció el destino.

Diluyendo la niebla en tu mirada
con esos ojos tuyos, luminosos
senderos de nostalgia;
levantando la bruma con el ansia
de mirarte, quizás, en otros ojos
como los tuyos, que hablan.

Te imagino, mujer, entre la gente
que se viene, que va, que sale y entra
y que nada me dice,
sobre el gris caminar por la pendiente,
sobre el estar tan lejos, aunque cerca,
sobre el continuo irse.

Abriendo las ventanas, descorriendo
una a una, las ciento diez cortinas
que oscurecen la casa...
preparando la leña para el fuego,
pintándole a la tarde una sonrisa
y al aire una palabra.

Te imagino, mujer, alborotando
los silencios que vuelan por la tarde
y hacerlos mil pedazos;
te imagino grabada con los trazos
de ese cuadro que nunca verá nadie...
te imagino, mujer, entre mis brazos

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