sábado

COMO SI FUERA EL ULTIMO DIA


Me gusta observar las constelaciones.

Sobre todo aquellas que yacen en tu cuello,
hechas de lunares
y las marcas de mis besos.

Te he perdido la pista
como el náufrago que en sueños
se lanza en mar abierto
a perseguir la noche.

Tus manos que seducen
y como ríos, desembocan,
me han prendido las luces
y guiado hasta tu boca.

Con cada roce has descubierto por pedazos a mi piel
y el fuego de tus dedos va dejando un rastro de cenizas...

No miro tus lágrimas si siento la humedad,
tus ojos no han sido lo único que ha empezado a inundarse.

A mí te entregas con el alma desnuda
y aunque a veces no sea suficiente,
te has vuelto de cristal para que vea cómo, en ella,
solo yo me reflejo.

Me estremezco, pero no cierro mis párpados
para ver cómo te rindes y te pierdes en mis manos...

Mi voluntad ya no me pertenece,
la has arrancado con tu mirada,
dejando un espacio vacío
que solo eres capaz de llenar tú.

Mis gemidos parecen salir de tu boca,
nada es mío pero tampoco tuyo,
ambos, dueños de nada,
juntos, teniéndolo todo.

Y mi amor...
cuando caes sobre mí,
agotada y saturada de éxtasis,
cuando te encierro en mis brazos,
cuando aprieto mis labios contra los tuyos,
allí finalmente,
nace, crece, vive y se desborda el placer,
todo el placer...
como si fuera el último día.

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